Monday, November 07, 2005

Días de Radio

Durante los años 96 y 97 trabajé en la radio, para ser totalmente sincero, mas que trabajo fue mucho weveo y un poco de disciplina.
A principios del año mi mamá había contratado un espacio radial, para hacer un programa sobre política local y me enganchó como telefonista.
Así fue como entré por primera vez a una radio (y hay que aclarar que eso parecía más una casa abandonada que una radio). Comenzamos en FM Suburbana de Almirante Brown.
El programa de mi vieja se llamaba "Escombro, un programa sobre la realidad nacional", puta el título rimbombante, pero era bastante bueno.
En general la estructura era bastante sencilla, cada programa estaba dedicado a un tema, se traía algún invitado y luego se discutía (en general invitábamos a personas con las que estábamos de acuerdo, por lo que la discusión era bastante aburrida).
Pero desde el primer día, trabé relación con tres chicas que conducía el programa que seguía al nuestro (La Guagua). Por lo que terminé siendo su telefonista por la misma plata ($0).
Es sabido que para triunfar en los medios hay que acostarse con el productor del programa, por lo que mi máxima ambición era "Ser el productor", por un par de aciertos notables y por ser el único candidato al puesto, antes de un mes era el productor de los dos programas (sin dejar de ser el telefonista).
Debo aclarar desde ahora que por mucho que lo intenté, no conseguí que las chicas de La Guagua quisieran triunfar en los medios, con mi mamá no quise intentarlo por aquello de la historia de Edipo y porque mi viejo tenía una trompada de cuidado y no era cuestión.
Además de producir, para la Guagua comencé a escribir guiones para el bloque de humor, al principio finjían ser cartas de oyentes y de agrupaciones extrañas, centros culturales-militares, agrupaciones de swingers, colegios de historiadores de lugares inexistentes, etc. Pero luego comenzaron las columnas periódicas del Dr. Santurroni (Amadeo Teófilo), quien vino a continuar la tarea comenzada por Aldana con su Licenciada Margarita Sanata.
Entre los guiones y la producción no me costó nada el ganarme un puesto como notero (a esta altura al programa de mi mamá ya había salido del aire pór cuestiones financieras) así que practicamente vivía para "La guagua".
Gracias a estas actividades me conecté con algunas personas de lo mas interesantes, Marcelino, que era un músico de origen guaraní y hacía música étnica junto a un ensamble de Jazz, Ramiro que era conductor de RadioBabel, un proyecto clandestino dentro del Borda (el neuropsiquiátrico de la Ciudad de Buenos Aires) y con quien terminé trabajando un solo día adentro del loquero, Pablo el dueño, director y creador de Tierras de Nadie una revista de literatura muy fumada, gente de grupos musicales de la zona "peynate que viene gente", "die oma", "la llama interior".
Pero la consagración estuvo en el festival de 20 años de Madres de Plaza de Mayo, me mandaron a cubrir el segundo recital, el que se hizo en Rosario, lo que significó acreditación en hotel, backstage, y toda la bola. Ahí pude entrevistar a Todos tus Muertos y a los Caballeros de la Quema. Y descubrí que no me alcanzaba el talento para hacer ninguna pregunta más interesante que "qué te pareció el recital".
No hay caso, el periodismo no es lo mío.
después de eso, y por razones ajenas al normal desempeño de un programa, nos levantaron de la radio, y nos fuimos a otra que quedaba más afuera aún de la ciudad, donde duramos como tres semanas antes de que el grupo se desbandara por problemas personales (embarazos de las tre conductoras y ruína absoluta del productor que no se podía pagar los boletos de micro).
De todo ese tiempo me quedaron un par de cosas, unos cassettes que me regalaron los invitados y que conseguí rescatar de la avidez de mis compañeras, unas revistas TDN, una polera con el logo del programa (que luego se me rompió) y una amistad muy fuerte con Aldana, a quien no veo desde que me vine de Argentina, pero con quien, mas tarde o mas temprano, terminaremos escribiendo un libro, aunque sea de recetas de cocina.
Así que, pensándolo muy bien, Hacer dos años de radio fue uno de los mejores negocios de mi vida (otro día les cuento de la revista que hicimos con mi hermano).
Un abrazo a todos
Ernesto
"Nunca olvido una cara, pero en su caso haré una excepción" G. Marx

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