Padres, hijos, orgullo y otras yerbas

"Siempre estuve orgulloso de que no fueras enano". Ese es el mayor reconocimiento que el padre le hace a Homero Simpson. Hoy me estaba acordando de esa frase y me puse a pensar en mi papá y en la relación que teníamos. Él, mamá, mi hermano y yo.
Mi viejo nos dejo la vara muy alta a mi hermano y a mi. Creo que los dos estamos de acuerdo en ese punto.
Describir a mi papá es algo muy difícil para mi. Fisicamente mi viejo era un alfeñique de 55 kg y un metro sesenta. Intelectualmente era un robusto hombre preparado para toda tarea y espiritualmente era un gigante de dimensiones pantagruélicas.
Charly tenía un gusto increíble por la lectura, leía desde Asimov y Poe hasta los boletos del micro. Escuchaba a Serrat, a Paco Ibáñez, a Sui Generis y a Mercedes Sosa.
Muy de vez en cuando le gustaba juntarse con amigos a jugar a la pelota, para la que demostraba no tener nigún talento (de él se ha dicho que era chueco al pedo) pero le ponía unas ganas únicas.
Tuvo muchos laburos, fue dibujante, electricista naval, repartidor de boletas municipales, empleado de mantenimiento, gasista, vendedor de vino, empleado de zapatería y conserje. En todos esos trabajos se divirtió muchísimo, él no sabía estar si no era divirtiéndose.
Eso fue lo primero que todos aprendimos, a reírnos de todo y de todos, a transformar todo en objeto de risa, a desdramatizar la vida. Y funciona bastante bien.
Además, mi viejo era callado, había aprendido a esperar, para hacer mas sonora la carcajada. Eso confundía muchísimo a los que lo conocían poco.
En el día a día era un tipo muy trabajador, un enamorado del trabajo físico y creativo. Yo lo sufrí como jefe en el negocio de instalaciones de gas. Era un hinchapelotas, insufrible (debo reconocer que yo soy lo más inútil que hay sobre la tierra) y exigente. El que no tenía problemas er mi hermano, que en el laburo es igual a él.
Fuera del tabajo nos entendíamos muy bien, a mi me contagió su amor por los libros, por los cigarrillos negros y por la ginebra, junto a él y a mi hermano nos encantaba jugar de manos, poniendo histérica a mi mamá que siempre temía que alguno terminara muerto o paralítico. Nos gustaba matear durante horas (exepto a mi hermano), charlar después de cenar, nos encantaba trasnochar y comer asados siempre que los hiciera otro.
Mamá y papá trabajaron siempre en el barrio, que era una toma, en tareas sociales y militaron en política. Se pasaron una vida haciendo un mundo mejor para sus hijos y (esto lo se ahora) para ellos. Toda una vida luchando por sus ideales, trabajando y disfrutándola.
Papá nos enseñó a disfrutar la vida y a pelear por una vida mejor para todos, por un mundo justo.
Mi viejo era un buen tipo, con ideales, con ideas y con valor. Lo demás es anécdota.
Ah, creo que también estaba orgulloso de que yo no fuera enano.
Mi viejo nos dejo la vara muy alta a mi hermano y a mi. Creo que los dos estamos de acuerdo en ese punto.
Describir a mi papá es algo muy difícil para mi. Fisicamente mi viejo era un alfeñique de 55 kg y un metro sesenta. Intelectualmente era un robusto hombre preparado para toda tarea y espiritualmente era un gigante de dimensiones pantagruélicas.
Charly tenía un gusto increíble por la lectura, leía desde Asimov y Poe hasta los boletos del micro. Escuchaba a Serrat, a Paco Ibáñez, a Sui Generis y a Mercedes Sosa.
Muy de vez en cuando le gustaba juntarse con amigos a jugar a la pelota, para la que demostraba no tener nigún talento (de él se ha dicho que era chueco al pedo) pero le ponía unas ganas únicas.
Tuvo muchos laburos, fue dibujante, electricista naval, repartidor de boletas municipales, empleado de mantenimiento, gasista, vendedor de vino, empleado de zapatería y conserje. En todos esos trabajos se divirtió muchísimo, él no sabía estar si no era divirtiéndose.
Eso fue lo primero que todos aprendimos, a reírnos de todo y de todos, a transformar todo en objeto de risa, a desdramatizar la vida. Y funciona bastante bien.
Además, mi viejo era callado, había aprendido a esperar, para hacer mas sonora la carcajada. Eso confundía muchísimo a los que lo conocían poco.
En el día a día era un tipo muy trabajador, un enamorado del trabajo físico y creativo. Yo lo sufrí como jefe en el negocio de instalaciones de gas. Era un hinchapelotas, insufrible (debo reconocer que yo soy lo más inútil que hay sobre la tierra) y exigente. El que no tenía problemas er mi hermano, que en el laburo es igual a él.
Fuera del tabajo nos entendíamos muy bien, a mi me contagió su amor por los libros, por los cigarrillos negros y por la ginebra, junto a él y a mi hermano nos encantaba jugar de manos, poniendo histérica a mi mamá que siempre temía que alguno terminara muerto o paralítico. Nos gustaba matear durante horas (exepto a mi hermano), charlar después de cenar, nos encantaba trasnochar y comer asados siempre que los hiciera otro.
Mamá y papá trabajaron siempre en el barrio, que era una toma, en tareas sociales y militaron en política. Se pasaron una vida haciendo un mundo mejor para sus hijos y (esto lo se ahora) para ellos. Toda una vida luchando por sus ideales, trabajando y disfrutándola.
Papá nos enseñó a disfrutar la vida y a pelear por una vida mejor para todos, por un mundo justo.
Mi viejo era un buen tipo, con ideales, con ideas y con valor. Lo demás es anécdota.
Ah, creo que también estaba orgulloso de que yo no fuera enano.
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